Preoperatorio
¿Qué es el, “juanete” o hallux valgus?
Las molestias y deformidades del pie son habituales. Una de las más frecuentes es el juanete o hallux valgus, producido por el desvío del dedo gordo hacia los otros dedos del pie, que también se deforman de manera secundaria.
Este desvío del dedo gordo también produce una prominencia que puede inflamarse y, en algunos casos, incluso infectarse y ulcerarse. Esto daría lugar a cuadros muy dolorosos.
También se pueden producir, como consecuencia, callosidades en otros dedos y a la planta del pie.
Otras deformidades que pueden aparecer en los pies son los dedos en garra o en martillo.

Una vez valorado su caso, el equipo asistencial que lo atiende cree que lo más conveniente es practicarle una intervención quirúrgica para aligerar el dolor, corregirle las deformidades de los dedos, prevenir la aparición de nuevas deformidades y mejorar la marcha.
¿En que consiste la cirugía?
La cirugía consiste a realizar un corte a lo largo del hueso para cambiar de posición una parte (corrigiendo el “juanete”) y fijarlo con uno o dos tornillos que quedaran enterrados y que no se tendran que retirar en un futuro.
Durante el postoperatorio se prescribe mediación analgésica, pero es habitual que durante las primeras semanas-meses se sufra dolor moderado, que irá variando según la magnitud de la cirugía, tumefacción y reposo completo. Un dolor desproporcionado, que no permita el más pequeño movimiento ni el descanso, se tiene que consultar a urgencias. Un dolor más leve es habitual en la mayoría de postoperatorios.
La cirugía del “juanete” cambia la estructura de uno o más huesos del pie. Se planifica de forma que no haga falta ninguna reintervención, pero ocasionalmente, el paciente sufre un ‘efecto “rebote”’ en forma de aparición de dolor en otras zonas del pie que también habrá que intervenir o tratar con plantillas.
¿Cuáles son los tipos de abordajes quirúrgicos?
Hay varios tipos de acceso quirúrgico o maneras de entrar al abdomen:
- Abierto: mediante cortes al hueso (osteotomías), se alinearán los dedos con la utilización de caracoles, agujas o grapas, si conviene. Habitualmente, se interviene un solo pie, a pesar de que el problema sea bilateral. La intervención quirúrgica se realizará de forma ambulatoria o con ingreso corto, habitualmente inferior a 24 horas.
- Mínimamente invasiva: esta técnica se basa a solucionar las deformidades del pie practicando unos cortes o resecciones de hueso con unos motores especiales, a través de pequeñas incisiones en la piel. Según el tipo de patología, variarán las incisiones, la técnica concreta a realizar y el postoperatorio, aunque de manera global podemos dar una serie de indicaciones útiles sobre este tema. Estas pueden ser modificadas según el criterio del cirujano y/o los hallazgos intraoperatorios.
Habitualmente se interviene un solo pie, aunque el problema sea bilateral.
¿Cuáles son los riesgos de la cirugía?
Cómo toda cirugía, esta no está exenta de complicaciones o fracasos, como por ejemplo:
- Puede aparecer una infección las dos primeras semanas. Ante la aparición de un dolor excesivo, un mal olor del vendado, fiebre, o malestar general, se tiene que sospechar de la aparición de una infección, y tendrá que ir al Servicio de Urgencias. Este problema se puede resolver con antibióticos y curas específicas. A pesar de que cuando se realice la intervención al quirófano le administrarán una profilaxis antibiótica, esto no impide al 100% la posibilidad de una infección posterior.
- La carencia completa de corrección o la pérdida de alineación en el postoperatorio tardío no son habituales, pero en algún paciente puede requerir reoperación. Todo esto puede comportar un desconfort hasta resolver el problema en cuestión.
- Esta cirugía no es una cirugía estética. Para alinear un dedo se necesitan cortes óseos de forma controlada, pero esto comporta una tumefacción (abultamiento) del pie, que puede alargarse meses. También puede repercutir en la movilidad de los dedos (rigidez).
- A pesar de ser meticuloso en esta cirugía, en el momento de alinear dichos muy deformados se puede producir una lesión en los nervios sensitivos del pie, habitualmente transitoria, con adormiment y/o sensaciones anómalas en los dedos.
- Problemas menos frecuentes, pero importantes, pueden ser la trombosis venosa de la pierna, la pérdida en la circulación de un dedo (isquemia), el trastorno circulatorio local o la distrofia del pie, entre otros.
- Toda intervención quirúrgica, tanto por la técnica operatoria misma, como por la situación vital de cada paciente (diabetes, cardiopatía, hipertensión, edad avanzada, anemia, obesidad), lleva implícita una serie de complicaciones, comunes y potencialmente serias, que podrían requerir tratamientos complementarios (tanto médicos como quirúrgicos) y, en un mínimo porcentaje de casos, comprometer la viabilidad del miembro y/o la vida del paciente. Las complicaciones específicas, muchas de las cuales motivan nuevas intervenciones, pueden consistir en:
- hematoma o lesión vascular
- edema persistente durante semanas o meses después de la intervención quirúrgica
- aflojamiento, rotura o penetración intraarticular del material implantado o instrumental quirúrgico
- necrosis vascular del jefe del primero metatarsiano
- acortamiento del primer dedo según la técnica que se emplee
- fractura del metatarsiano
- complicaciones específicas de las osteotomías (inestabilidad del primer radio, pérdida de corrección, problemas de consolidación, necrosis vascular)
- complicaciones específicas de la cirugía percutánea: quemaduras en la piel, defectos de corrección por movilización de las osteotomías
- amputación
- problemas cutáneos (necrosis cutáneas, cicatrices dolorosas y antiestéticas)
- síndrome de dolor regional complejo
- síndrome compartimental
- complicaciones derivadas del uso del manguito de isquemia
Consentimiento informado:
Usted tratará con el cirujano el motivo de la indicación de la intervención. En algunos casos, su problema puede presentar varias opciones y conjuntamente tendrán que decidir cuál es la más oportuna para usted. En otras ocasiones, puede haber una opción claramente necesaria para conseguir los objetivos del tratamiento y su cirujano se lo explicará para que usted pueda comprenderlo. Hay ocasiones en que tenemos muchas pruebas a favor de una decisión y otros en que los resultados esperables podan no ser tan conocidos.
De acuerdo con el conocimiento científico que haya, su equipo y usted tomarán una decisión.
El consentimiento informado es el derecho del paciente a ser informado específicamente del procedimiento quirúrgico que se le realizará teniendo en cuenta su situación personal. Le proporcionaremos información y respuestas a sus preguntas para que pueda evaluar los beneficios y los riesgos y consentir someterse a la cirugía planteada, conociendo la información disponible. Usted tiene derecho a retractarse en cualquier momento previo a la anestesia y se lo informará, de nuevo, de las consecuencias posibles si no se realiza la cirugía.
Podrían pedirle que diera el consentimiento también en otras cuestiones, como puede ser la realización de un estudio, la presa de muestras o imágenes o la consulta de su historia clínica. Si es así, le explicarán específicamente.
Las pruebas deben haberse realizado, generalmente, dentro de los 6 meses previos a la cirugía con un máximo de un año. Las pruebas que le realizarán para la intervención son:
- Análisis de sangre. Le harán una analítica básica en la que seguramente se pedirá:
- Hemograma. Los tres parámetros más importantes son
- Hemoglobina (medida indirecta de los glóbulos rojos). Sirve para comprobar que no esté anémico antes de someterse a una cirugía en la que se pueden producir pérdidas sanguíneas
- Leucocitos (conocidos como glóbulos blancos). Sirve para comprobar que tiene un correcto nivel de defensas (no deben estar por debajo de los valores normales) y para descartar que no haya ningún proceso infeccioso (no deben estar por encima de los valores normales)
- Plaquetas. Participan en el proceso de la coagulación y ayudan a reparar los vasos sanguíneos cuando se lesionan para evitar el sangrado
- Hemograma. Los tres parámetros más importantes son
- Coagulación. Sirve para comprobar que los distintos factores que intervienen en la coagulación funcionan correctamente. Estas pruebas pueden estar alteradas si se toma tratamientos anticoagulantes (por ejemplo, sintrom®) o si se tiene una función hepática incorrecta
- Bioquímica. Se solicitarán algunos parámetros para ver la función renal, enzimas hepáticas, iones como el sodio y el potasio y la glicemia. Dado que se suele pedir la glicemia, es conveniente realizar la analítica en ayunas
- Radiografía de tórax. Se realiza para evaluar
- El pulmón y la pleura
- El corazón
- Electrocardiograma. Permite comprobar el ritmo cardíaco y descartar distintos tipos de arritmia.
Con los resultados de las pruebas preoperatorias y después de la visita con enfermería se le programará una visita con el anestesiólogo para comprobar que todo está correcto antes de la cirugía.
Plan de la visita:
Realizar un documento preoperatorio en el que se recoge:
- Las alergias a medicamentos, alimentos o sustancias como el látex. Aporte los informes que tenga si se las han estudiado.
- Los hábitos tóxicos. Es decir, si fuma, bebe alcohol o consume drogas. Es aconsejable dejar estos hábitos en las 4 semanas previas a la intervención y completamente mínimo 10 días previos a operarse, ya que disminuye el riesgo de complicaciones.
- Los antecedentes patológicos. Es decir, todas las enfermedades que padezca o haya sufrido.
- Los antecedentes quirúrgicos. Es decir, los tipos de cirugía y anestesia que le han realizado previamente y si ha habido algún problema. En este momento es importante que explique si ha presentado vómitos o náuseas postoperatorios o si es una persona que se marea con facilidad. Es muy poco frecuente vomitar en el postoperatorio, pero en algún caso puede ocurrir y es preferible avisar a su anestesiólogo para que le administre fármacos especiales preventivos para las náuseas y vómitos.
- La medicación habitual que se toma. Es frecuente que su anestesiólogo pueda visualizar esta medicación en el ordenador, pero en ocasiones no está actualizada así que es recomendable llevar preparada la medicación que toma, el horario y la cantidad.
- Se recogerán los resultados de las pruebas complementarias previamente realizadas.
- Estudio de la vía aérea. Le realizará una serie de pruebas, como abrir la boca, ponerse de lado o estirar el cuello hacia arriba. Esto se realiza para evaluar la facilidad o no de colocar el tubo orotraqueal necesario para respirar durante una anestesia general.
- Le preguntarán su peso, su talla y la edad para realizar los cálculos de las dosis de los diferentes fármacos que se administran para realizar una anestesia.
Se le explicarán los diferentes tipos de anestesia que le pueden realizar: En el caso de la colectomía es necesaria una anestesia general. También puede realizarse algún tipo de bloqueo nervioso para disminuir el dolor en el postoperatorio. Tenga en cuenta que normalmente no suele ser lo mismo el anestesiólogo que le realiza el preoperatorio y el anestesiólogo que la anestesia en quirófano. Este segundo será quien tomará la decisión última del tipo de anestesia a realizar.
Le darán un consentimiento informado específico según el cual acepta ser anestesiado: Seguramente previamente, también haya firmado el consentimiento según el cual acepta la cirugía que le van a realizar.
En función de la medicación que tome, se le darán unas pautas si hay alguna medicación que tenga que dejar previamente: Algunos de los fármacos que suelen suspenderse son anticoagulantes y/o antiagregantes como el sintrom®, Pradaxa®, xarelto®, plavix® , adiro® (este último, a veces no se suspende)... Es importante que esta medicación la suspenda exactamente como le recomiende su anestesiólogo, ya que esto hará que no tenga riesgo de sangrado excesivo durante la cirugía, pero tampoco de formar trombas (coágulos) en los vasos sanguíneos que le pueden ser perjudiciales.
Le explicarán el ayuno previo que debe realizar: Generalmente, se recomienda no tomar nada sólido durante las 6 horas previas a la cirugía. En algunos casos sí puede tomar su medicación habitual con un trago pequeño de agua, si es que así se lo indican.
Durante este proceso, se resolverán también las dudas que pueda tener.