Preoperatorio
Qué es una hernia?
Una hernia es un defecto de la pared abdominal que aparece en una zona de por si más débil y a través del cual sobresalen vísceras abdominales cubiertas por la piel. Cuando una hernia aparece en una zona operada previamente, se denomina eventración.

La única manera eficaz de reparar estos defectos es mediante una intervención quirúrgica, con la intención de evitar su aumento de medida progresivo, mejorar las molestias abdominales que se pueden derivar (dolor, dificultad del tráfico digestivo, sensación de tumoración), prevenir futuras complicaciones (algunas potencialmente muy graves), recuperar la capacidad funcional y conseguir una mejora estética.
¿Cuándo se considera compleja?
Una hernia o una eventración se consideran complejas cuando tienen una gran medida, se han operado varias veces y han vuelto a aparecer, tienen una localización atípica o asocian complicaciones como por ejemplo una infección aguda de la piel. Pueden requerir una preparación preoperatoria especial y técnicas quirúrgicas más complicadas.
Después de valorar los riesgos y los beneficios de una intervención quirúrgica, el cirujano le explicará de forma individualizada las diferentes opciones de tratamiento y qué es la que mejor se adecua a su caso. Para hacerlo, tendrá en cuenta las características de su hernia (tanto por exploración como por prueba de imagen) y su estado de salud (antecedentes médicos, riesgo quirúrgico, medicación que toma). También tendrá la oportunidad de resolver las dudas que tenga. Puede ser que el cirujano que lo visite a la consulta, el que le haga la operación y el que lo visite a la planta no sea el mismo. En cualquier caso, todos estos cirujanos son miembros del mismo equipo y comparten la información de su caso, tanto antes de la intervención como durante el ingreso.
Qué es una hernioplàstia compleja?
El hernioplàstia es un procedimiento quirúrgico en el cual se repara el defecto de la pared abdominal a través del cual produce la hernia. En la operación también se coloca una malla que cubre el defecto reparado para reforzar la zona e intentar evitar que se reproduzca la hernia. En el caso de las hernias y eventraciones complejas, a menudo se realizan desdoblamientos de las fascias y adelantos musculares para conseguir cerrar el defecto sin tensión. A veces, durante la cirugía se tienen que realizar modificaciones del procedimiento inicialmente previsto, en función de los hallazgos a quirófano, a fin de proporcionar el tratamiento más adecuado.

¿Cuáles son los tipos de abordajes quirúrgicos?
- Abierto: se realiza una incisión a la pared abdominal para acceder en el espacio en que se encuentra la hernia. El cirujano con visión directa del campo quirúrgico y trabajando con las manos y el instrumental quirúrgico disecciona la hernia para liberarla de los tejidos que lo rodean, reducirla hacia la cavidad abdominal y así poder cerrar el orificio por el cual produce.
- Mínimamente invasiva/laparoscopia: se realizan 2-3 incisiones pequeñas que permiten introducir en el interior del abdomen una cámara y diferentes herramientas quirúrgicas con que trabaja el cirujano sin usar las manos directamente y visualizando la cavidad abdominal en una pantalla.
Independientemente de la vía de acceso, la intervención que se realiza es la misma.
La cirugía mínimamente invasiva en general ayuda en la recuperación postoperatoria en varios aspectos: menos dolor, mejor recuperación del tráfico intestinal, movilización más fácil, menor riesgo de infección… entre otras.
Cuáles son los riesgos de la cirugía?
Además de riesgos generales de una intervención quirúrgica más o menos graves (alergias, infartos, embolias...) la cirugía de la pared abdominal tiene riesgos específicos algunos de los cuales se detallan a continuación:
- Infección. A pesar de todas las medidas de prevención (desinfección, esterilidad...).
- Sangrado o hematoma. Tanto interno como externo.
- Seroma o acumulación de líquido bajo la piel. Favorecido por la disección de los tejidos y también por la colocación de la malla. Es por eso, que en la cirugía de la pared abdominal es frecuente dejar drenajes que saquen el líquido cabe afuera durante varios días o semanas después de la cirugía.
- Dehiscencia de la herida. Si no cicatriza bien o después de una infección o un hematoma, la herida puede quedar abierta. En este caso, cuando el defecto que queda es grande y/o profundo, a veces hacen falta terapias de presión negativa que ayudan a crecer tejido nuevo y cerrar la herida por segunda vez. Este tipo de terapias pueden ser necesarias durante semanas o, incluso, meses.
- Íleon paralítico. A veces, en la tripa le cuesta recuperar su ritmo normal desprendido de haber sido manipulado durante la cirugía y, como que no hay movimiento, no se tolera la dieta oral. Puede ser necesaria la nutrición endovenosa mientras se espera la recuperación de la función intestinal.
- Fístula intestinal. Puede aparecer en caso de lesionarse el intestino al manipular el contenido herniario y consiste en la salida del líquido intestinal hacia la cavidad abdominal o bien cabe en sí de gozo.
- Necesidad de reintervención quirúrgica.
- Empeoramiento de patologías crónicas. Cualquier problema de salud que tenga previo a la cirugía se puede ver agraviado a consecuencia de la cirugía o de sus complicaciones.
- Defunción. A pesar de que la mortalidad hoy en día es muy baja, no es inexistente. Sea por un estado de salud muy frágil o por complicaciones quirúrgicas, el riesgo de defunción existe, pero hay recursos disponibles para intentar evitarlo.
Consentimiento informado
Usted tratará con el cirujano el motivo de la indicación de la intervención. En algunos casos, su problema puede presentar varias opciones y conjuntamente tendrán que decidir cuál es la más oportuna para usted. En otras ocasiones, puede haber una opción claramente necesaria para conseguir los objetivos del tratamiento y su cirujano se lo explicará para que usted pueda comprenderlo.
El consentimiento informado es el derecho del paciente a ser informado específicamente del procedimiento quirúrgico que se le realizará teniendo en cuenta su situación personal. Le proporcionaremos información y respuestas a sus preguntas para que pueda evaluar los beneficios y los riesgos y consentir someterse a la cirugía planteada conociendo la información disponible. Usted tiene derecho a retractarse en cualquier momento antes de la anestesia y se lo informará, de nuevo, de las posibles consecuencias si no se realiza la cirugía.
Podrían pedirle que consintiera también en otras cuestiones como puede ser la realización de un estudio, la presa de muestras o imágenes o la consulta de su historia clínica. Si es el caso, se lo explicarán específicamente.
Es posible que después de la valoración completa de su caso haga falta algún tipo de preparación preoperatoria: perder peso, dejar de fumar, control de los niveles de azúcar, fisioterapia respiratoria, valoración por un cardiólogo o un neumólogo, etc. Todo esto va dirigido a disminuir el riesgo quirúrgico y de complicaciones.
En el caso de la cirugía de la pared abdominal, tiene especial importancia reducir el peso, si hay sobrepeso u obesidad, puesto que una presión intrabdominal más elevada favorece la reaparición de la hernia, es decir el fracaso de la cirugía. El tabaco hace que la cicatrización se vea disminuida, motivo por el cual también va en contra del éxito de la cirugía. La presa de vitaminas como el ácido ascórbico o vitamina C un mes antes de la cirugía es recomendable para favorecer una buena cicatrización.
Si usted presenta una hernia o eventración compleja, es posible que se le propongan técnicas preoperatorias, como por ejemplo: la inyección de toxina botulínica a la musculatura lateral de la pared abdominal (que tiene por objetivo de relajar esta musculatura); o bien la realización de un pneumoperitoni progresivo, que consiste en la introducción progresiva de aire dentro de la cavidad abdominal con la intención de hacerla más distensible, de forma que en el momento de la cirugía se pueda reparar el defecto evitando la tensión de las suturas al aproximar los márgenes del orificio herniario y minimizando los riesgos por el paciente, como por ejemplo el de desarrollar un síndrome compartimental, situación de riesgo vital que aparece cuando se aumenta mucho y de forma brusca la presión dentro del abdomen.
Cuando contacten por teléfono con usted para operarlo, le pedirán que se rasure unos días antes de la cirugía la zona a intervenir. No se hace el mismo día de la cirugía para disminuir el riesgo de infección.
Las pruebas deben haberse realizado, generalmente, dentro de los 6 meses previos a la cirugía con un máximo de un año. Las pruebas que le realizarán para la intervención son:
- Análisis de sangre. Le harán una analítica básica en la que seguramente se pedirá:
- Hemograma. Los tres parámetros más importantes son
- Hemoglobina (medida indirecta de los glóbulos rojos). Sirve para comprobar que no esté anémico antes de someterse a una cirugía en la que se pueden producir pérdidas sanguíneas
- Leucocitos (conocidos como glóbulos blancos). Sirve para comprobar que tiene un correcto nivel de defensas (no deben estar por debajo de los valores normales) y para descartar que no haya ningún proceso infeccioso (no deben estar por encima de los valores normales)
- Plaquetas. Participan en el proceso de la coagulación y ayudan a reparar los vasos sanguíneos cuando se lesionan para evitar el sangrado
- Hemograma. Los tres parámetros más importantes son
- Coagulación. Sirve para comprobar que los distintos factores que intervienen en la coagulación funcionan correctamente. Estas pruebas pueden estar alteradas si se toma tratamientos anticoagulantes (por ejemplo, sintrom®) o si se tiene una función hepática incorrecta
- Bioquímica. Se solicitarán algunos parámetros para ver la función renal, enzimas hepáticas, iones como el sodio y el potasio y la glicemia. Dado que se suele pedir la glicemia, es conveniente realizar la analítica en ayunas
- Radiografía de tórax. Se realiza para evaluar
- El pulmón y la pleura
- El corazón
- Electrocardiograma. Permite comprobar el ritmo cardíaco y descartar distintos tipos de arritmia.
Con los resultados de las pruebas preoperatorias y después de la visita con enfermería se le programará una visita con el anestesiólogo para comprobar que todo está correcto antes de la cirugía.
Plan de la visita:
Realizar un documento preoperatorio en el que se recoge:
- Las alergias a medicamentos, alimentos o sustancias como el látex. Aporte los informes que tenga si se las han estudiado.
- Los hábitos tóxicos. Es decir, si fuma, bebe alcohol o consume drogas. Es aconsejable dejar estos hábitos en las 4 semanas previas a la intervención y completamente mínimo 10 días previos a operarse, ya que disminuye el riesgo de complicaciones.
- Los antecedentes patológicos. Es decir, todas las enfermedades que padezca o haya sufrido.
- Los antecedentes quirúrgicos. Es decir, los tipos de cirugía y anestesia que le han realizado previamente y si ha habido algún problema. En este momento es importante que explique si ha presentado vómitos o náuseas postoperatorios o si es una persona que se marea con facilidad. Es muy poco frecuente vomitar en el postoperatorio, pero en algún caso puede ocurrir y es preferible avisar a su anestesiólogo para que le administre fármacos especiales preventivos para las náuseas y vómitos.
- La medicación habitual que se toma. Es frecuente que su anestesiólogo pueda visualizar esta medicación en el ordenador, pero en ocasiones no está actualizada así que es recomendable llevar preparada la medicación que toma, el horario y la cantidad.
- Se recogerán los resultados de las pruebas complementarias previamente realizadas.
- Estudio de la vía aérea. Le realizará una serie de pruebas, como abrir la boca, ponerse de lado o estirar el cuello hacia arriba. Esto se realiza para evaluar la facilidad o no de colocar el tubo orotraqueal necesario para respirar durante una anestesia general.
- Le preguntarán su peso, su talla y la edad para realizar los cálculos de las dosis de los diferentes fármacos que se administran para realizar una anestesia.
Se le explicarán los diferentes tipos de anestesia que le pueden realizar: En el caso de la colectomía es necesaria una anestesia general. También puede realizarse algún tipo de bloqueo nervioso para disminuir el dolor en el postoperatorio. Tenga en cuenta que normalmente no suele ser lo mismo el anestesiólogo que le realiza el preoperatorio y el anestesiólogo que la anestesia en quirófano. Este segundo será quien tomará la decisión última del tipo de anestesia a realizar.
Le darán un consentimiento informado específico según el cual acepta ser anestesiado: Seguramente previamente, también haya firmado el consentimiento según el cual acepta la cirugía que le van a realizar.
En función de la medicación que tome, se le darán unas pautas si hay alguna medicación que tenga que dejar previamente: Algunos de los fármacos que suelen suspenderse son anticoagulantes y/o antiagregantes como el sintrom®, Pradaxa®, xarelto®, plavix® , adiro® (este último, a veces no se suspende)... Es importante que esta medicación la suspenda exactamente como le recomiende su anestesiólogo, ya que esto hará que no tenga riesgo de sangrado excesivo durante la cirugía, pero tampoco de formar trombas (coágulos) en los vasos sanguíneos que le pueden ser perjudiciales.
Le explicarán el ayuno previo que debe realizar: Generalmente, se recomienda no tomar nada sólido durante las 6 horas previas a la cirugía. En algunos casos sí puede tomar su medicación habitual con un trago pequeño de agua, si es que así se lo indican.
Durante este proceso, se resolverán también las dudas que pueda tener.