Preoperatorio
Los seres humanos disponemos de varias glándulas encargadas de fabricar saliva que nos permite lubricar los alimentos e iniciar el proceso de la digestión desde la cavidad oral. Este hecho tiene lugar gracias a las glándulas salivales menores, de pequeña medida situadas en toda la boca y, principalmente, gracias a las glándulas salivales mayores, que son tres: glándula parótida, glándula submaxilar y glándula sublingual.

Se especifican más detalles en relación con las glándulas parótida y submaxilar, que son las que más frecuentemente pueden presentar patología:
- Glándula parótida. Situada a los dos lados por ante la oreja y por encima de la mandíbula. Drena adentro de la boca a través de un conducto llamado conducto de Stenon. Es importante conocer que por dentro de la glándula pasa y se divide el nervio facial que es el nervio encargado de mover los músculos que permiten gesticular la cara (arrugar el frente, cerrar el ojo, sonrisa, soplar, mover el labio, hacer expresiones faciales...). Este nervio divide la glándula en una parte superficial y una parte profunda.

- Glándula submaxilar. Situada en lo alto del cuello de manera bilateral por debajo de la mandíbula. Drena adentro de la boca a través de un conducto (conducto de Warthon) que va a parar debajo de la lengua a los lados del frenillo lingual. Alrededor, pasan tres nervios que son de importancia: el nervio lingual, que lleva la sensibilidad (tacto) a la lengua; el nervio hipogloso, que permite mover la lengua; y el nervio marginal, que es una rama del facial, encargado de mover el labio.
¿Cuándo realizamos una cirugía sobre las glándulas salivales?
Existen dos motivos principales por los cuales practicar cirugía sobre las glándulas:
- Patología litiásica y/o inlamatoria. Las glándulas, así como pasa con el riñón, pueden formar pequeña arenita o piedras llamadas litiasis que pueden obstruir los conductos de drenaje. Esto puede producir clínica de:
- Cólicos salivales: inflamación de la región de las glándulas y dolor con la comida o los estímulos salivales.
- Parotiditis/Submaxilitis: inflamación propiamente de la glándula que, a raíz de la retención de la saliva que no drena, puede hacer que se infecte y se requieran analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos, si es el caso.
- Patología tumoral. Se pueden formar tumores a las glándulas que consisten en lesiones nodulares que crecen y ocupan espacio, deformando la zona y pudiendo causar molestias locales como dolor. La mayoría de ellas son benignas, pero ante la sospecha, se tiene que completar el diagnóstico y valorar el tratamiento por un cirujano maxilofacial.
Después de valorar riesgos y beneficios, el cirujano oral y maxilofacial le explicará, de forma individualizada, las diferentes opciones de tratamiento y qué es la que mejor se adecua a su caso. Para hacerlo, tendrá en cuenta el motivo principal que el puerta realizar el procedimiento y su estado de salud. También tendrá la oportunidad de resolver las dudas que pueda tener.
Es posible que el cirujano que lo visite a la consulta, el que le haga la operación y el que lo visite a la planta no sea el mismo. En cualquier caso, todos estos cirujanos son miembros del mismo equipo y comparten la información de su caso, tanto antes de la intervención como durante el ingreso.
Los temas que le explicarán serán los siguientes:
- ¿Qué tipos de cirugía existen y en que consisten?
- ¿Cuáles son los principales abordajes quirúrgicos?
- ¿Cuáles son los riesgos de la cirugía?
- Consentimiento informado
¿Qué tipos de cirugía existen y en qué consisten?
Existen tres tipos principales de cirugía glandular:
- Litectomía. Consiste a extraer las litiasis (piedras) que han causado la obstrucción a las glándulas. Habitualmente se realizan con incisiones (cortes) intraorales (por dentro de la boca). La mayoría de casos se pueden hacer bajo anestesia local o, si no, bajo anestesia local + sedación. En algunos casos se puede requerir anestesia general. El ingreso de la misma cirugía habitualmente será en régimen Cirugía Mayor Ambulatoria.

- Submaxilectomía. Consiste a extraer la glándula submaxilar afectada. Se realiza bajo anestesia general y se hace a través de una incisión en el cuello. Habitualmente requiere un ingreso hospitalario de tipo Corta Estancia (24 - 48 h).

- Parotidectomía. Consiste a extraer parte o toda la glándula parótida. Se realiza bajo anestesia general y se hace a través de una incisión delante de la oreja y el cuello. Habitualmente requiere un ingreso hospitalario de tipo Corta Estancia (24 - 48 h). Como que por dentro pasa el nervio facial (encargado de mover la cara) y siempre se intenta evitar lesionarlo, hay diferentes tipos de cirugía que se adaptarán según el caso del paciente e indicación quirúrgica:
- Parotidectomía superficial: se extrae solo la parte superficial de la parótida, preservando el nervio.
- Parotidectomía total conservadora: se extrae toda la glándula (superficial y profunda), preservando el nervio.
- Parotidectomía total no conservadora o radical: se extrae toda la glándula sin preservar el nervio, en casos de tumoraciones malignas.

¿Cuáles son los tipos de abordajes quirúrgicos?
Como que se trata de los territorios faciales y cervicales, se tiene cura de minimizar las incisiones y realizarlas en las localizaciones más estéticas. Según la cirugía se realiza:
- Litectomía. Abordajes intraorales (por dentro de la boca) con pequeñas incisiones que van a buscar las piedras y los conductos de drenaje.
- Submaxilectomía. Incisión cervical externa por debajo de la mandíbula.

- Parotidectomía. Incisión por ante la oreja (preauricular) que desciende por el lóbulo de la oreja continúa descendiendo por cervical o se arquea por el lóbulo de la oreja. El diseño de la incisión depende de muchos factores (localización del tumor, tipo de piel, pliegos cutáneos...) y el cirujano principal lo escogerá el día de la cirugía de acuerdo con estos.

¿Cuáles son los riesgos de la cirugía?
Las cirugías glandulares son cirugías seguras con regímenes hospitalarios de ingreso corto y baja tasa de complicaciones, pero, como toda cirugía mayor, a pesar de sus potenciales beneficios, no está exenta de posibles complicaciones, entre las que podemos incluir las más frecuentes. Son estas:
- LESIONES NERVIOSAS. Debido a la proximidad de las glándulas con diferentes nervios son las más importantes a conocer, a pesar de que no las más frecuentes. Destacan:
- Parótida: pérdida de la sensibilidad (tacto) de la oreja, a causa de nervios locales de la zona de la incisión. Pérdida de la movilidad de la cara (arrugar el frente, cerrar el ojo, sonrisa, soplar, mover el labio, hacer expresiones faciales...), debido al nervio facial. Si esta se produce, en la mayoría de casos es a causa de tracción e inflamación por la cirugía y se suele recuperar en las próximas semanas o meses. Dado la importancia de este nervio se monitoriza durante la cirugía para controlar el funcionamiento.
- Submaxilar: alteración de la sensibilidad o movilidad de la mitad de la lengua, alteración de la movilidad del labio inferior del lado intervenido.
- Dehiscencia de herida. Cómo en otras cirugías, se puede producir una apertura precoz de los puntos que aumentará el tiempo de cicatrización.
- Infección. Todo y la profilaxis antibiótica, como en otras cirugías, se puede producir una infección local de la herida que requiera antibioterapia posterior.
- Sangrado o hematoma. La zona facial y cervical tiene muchos vasos sanguíneos que pueden hacer sangrados durante el postoperatorio que lleven a hematomas con dolor y un incremento del volumen de la zona cervical. Por este motivo, habitualmente, se deja un drenaje aspiratiu para controlarlo que se retira a las 24 h postoperatorias si no ha habido incidencias.

- Seroma. Acumulación de líquido a la herida quirúrgica sin signos de infección y que puede producir molestias locales. Cuando retiramos un tejido, el cuerpo tiene tendencia a ocupar la cavidad creada con líquido. Cuando se acumula en exceso, se forma un seroma que, con el tiempo, se suele reabsorber. Si produce dolor y molestias, se puede mirar de evacuar por un profesional sanitario.
- Síndrome de Frey. Tiene lugar en algunos casos de Parotidectomía. Normalmente, cuando vemos un estímulo que nos genera hambre (dulces, olor de comida...) se produce un reflejo por el cual salivamos. Al retirar la glándula, algunos de los nervios que se encargan de esta función pueden ir a las glándulas del sudor de la piel de la zona. Esto hace que, ante estímulos salivales, la persona pueda presentar sudor o envermelliment de la piel de ante la oreja.
- Cicatriz no estética. Es uno de los factores que se tiene presente. Como que tratamos la cara y el cuello, en la hora de hacer la incisión es la cicatriz que se mirará siempre de hacer el más disimulada y estética posible. Aun así, el proceso de cicatrización en cada persona es diferente y a raíz de la cirugía pueden resultar cicatrices fibrosas o antiestéticas.
Consentimiento informado
Usted tratará con el cirujano el motivo de la indicación de la intervención. En algunos casos, su problema puede presentar varias opciones y conjuntamente tendrán que decidir cuál es la más oportuna para usted. En otras ocasiones, puede haber una opción claramente necesaria para conseguir los objetivos del tratamiento y su cirujano se lo explicará para que usted pueda comprenderlo. Hay ocasiones en que tenemos muchas pruebas a favor de una decisión y otros en que los resultados esperables podan no ser tan conocidos. De acuerdo con el conocimiento científico que haya, su equipo y usted tomarán una decisión. También es importante saber que, a veces, la intervención puede no llegar a cumplir las expectativas o los objetivos planteados conjuntamente y que, por lo tanto, se requiera una reintervención.
El consentimiento informado es el derecho del paciente a ser informado específicamente del procedimiento quirúrgico que se le realizará teniendo en cuenta su situación personal. Le proporcionaremos información y respuestas a sus preguntas para que pueda evaluar los beneficios y los riesgos y consentir someterse a la cirugía planteada, todo conocen la información disponible. Usted tiene derecho a retractarse en cualquier momento previo a la anestesia y se lo informará, de nuevo, de las consecuencias posibles si no se realiza la cirugía.
Podrían pedirle que diera el consentimiento también en otras cuestiones, como puede ser la realización de un estudio, la presa de muestras o imágenes o la consulta de su historia clínica. Si es así, se lo explicarán específicamente.
Las pruebas deben haberse realizado, generalmente, dentro de los 6 meses previos a la cirugía con un máximo de un año. Las pruebas que le realizarán para la intervención son:
- Análisis de sangre. Le harán una analítica básica en la que seguramente se pedirá:
- Hemograma. Los tres parámetros más importantes son
- Hemoglobina (medida indirecta de los glóbulos rojos). Sirve para comprobar que no esté anémico antes de someterse a una cirugía en la que se pueden producir pérdidas sanguíneas
- Leucocitos (conocidos como glóbulos blancos). Sirve para comprobar que tiene un correcto nivel de defensas (no deben estar por debajo de los valores normales) y para descartar que no haya ningún proceso infeccioso (no deben estar por encima de los valores normales)
- Plaquetas. Participan en el proceso de la coagulación y ayudan a reparar los vasos sanguíneos cuando se lesionan para evitar el sangrado
- Hemograma. Los tres parámetros más importantes son
- Coagulación. Sirve para comprobar que los distintos factores que intervienen en la coagulación funcionan correctamente. Estas pruebas pueden estar alteradas si se toma tratamientos anticoagulantes (por ejemplo, sintrom®) o si se tiene una función hepática incorrecta
- Bioquímica. Se solicitarán algunos parámetros para ver la función renal, enzimas hepáticas, iones como el sodio y el potasio y la glicemia. Dado que se suele pedir la glicemia, es conveniente realizar la analítica en ayunas
- Radiografía de tórax. Se realiza para evaluar
- El pulmón y la pleura
- El corazón
- Electrocardiograma. Permite comprobar el ritmo cardíaco y descartar distintos tipos de arritmia.
Con los resultados de las pruebas preoperatorias y después de la visita con enfermería se le programará una visita con el anestesiólogo para comprobar que todo está correcto antes de la cirugía.
Plan de la visita:
Realizar un documento preoperatorio en el que se recogen:
- Las alergias a medicamentos, alimentos o sustancias como el látex. Aporte los informes que tenga si se las han estudiado.
- Los hábitos tóxicos. Es decir, si fuma, bebe alcohol o consume drogas. Es aconsejable dejar estos hábitos en las 4 semanas previas a la intervención y completamente mínimo 10 días previos a operarse, ya que disminuye el riesgo de complicaciones.
- Los antecedentes patológicos. Es decir, todas las enfermedades que padezca o haya sufrido.
- Los antecedentes quirúrgicos. Es decir, los tipos de cirugía y anestesia que le han realizado previamente y si ha habido algún problema. En este momento es importante que explique si ha presentado vómitos o náuseas postoperatorios o si es una persona que se marea con facilidad. Es muy poco frecuente vomitar en el postoperatorio, pero en algún caso puede ocurrir y es preferible avisar a su anestesiólogo para que le administre fármacos especiales preventivos para las náuseas y vómitos.
- La medicación habitual que se toma. Es frecuente que su anestesiólogo pueda visualizar esta medicación en el ordenador, pero en ocasiones no está actualizada así que es recomendable llevar preparada la medicación que toma, el horario y la cantidad.
- Se recogerán los resultados de las pruebas complementarias previamente realizadas.
- Estudio de la vía aérea. Le realizará una serie de pruebas, como abrir la boca, ponerse de lado o estirar el cuello hacia arriba. Esto se realiza para evaluar la facilidad o no de colocar el tubo orotraqueal necesario para respirar durante una anestesia general.
- Le preguntarán su peso, su talla y la edad para realizar los cálculos de las dosis de los diferentes fármacos que se administran para realizar una anestesia.
Se le explicarán los diferentes tipos de anestesia que le pueden realizar: En el caso de la colectomía es necesaria una anestesia general. También puede realizarse algún tipo de bloqueo nervioso para disminuir el dolor en el postoperatorio. Tenga en cuenta que normalmente no suele ser lo mismo el anestesiólogo que le realiza el preoperatorio y el anestesiólogo que la anestesia en quirófano. Este segundo será quien tomará la decisión última del tipo de anestesia a realizar.
Le darán un consentimiento informado específico según el cual acepta ser anestesiado: Seguramente previamente, también haya firmado el consentimiento según el cual acepta la cirugía que le van a realizar.
En función de la medicación que tome, se le darán unas pautas si hay alguna medicación que tenga que dejar previamente: Algunos de los fármacos que suelen suspenderse son anticoagulantes y/o antiagregantes como el sintrom®, Pradaxa®, xarelto®, plavix® , adiro® (este último, a veces no se suspende)... Es importante que esta medicación la suspenda exactamente como le recomiende su anestesiólogo, ya que esto hará que no tenga riesgo de sangrado excesivo durante la cirugía, pero tampoco de formar trombas (coágulos) en los vasos sanguíneos que le pueden ser perjudiciales.
Le explicarán el ayuno previo que debe realizar: Generalmente, se recomienda no tomar nada sólido durante las 6 horas previas a la cirugía. En algunos programas se le dará unos concentrados de glucosa (sugarmix®) que podrá tomar hasta 3-4 horas antes de su admisión en el hospital. En algunos casos sí puede tomar su medicación habitual con un trago pequeño de agua, si es que así se lo indican.
Durante este proceso, se resolverán también las dudas que pueda tener.